jueves, 4 de julio de 2013

Terror a los terrores nocturnos

Estaba pensando qué escribir esta semana... si hablar de cómo nos organizamos las vacaciones (este va a ser nuestro tercer verano) u otros viajes en invierno... si contaros cómo va nuestra operación pañal doble, que empezamos hace 15 días... pero esta noche han vuelto a visitarnos las pesadillas o terrores nocturnos y quería hablaros de ellos, por si a alguna mamá le ocurre, que no esté tan desorientada como estaba yo al principio.

Se supone que las pesadillas y los terrores nocturnos aparecen cuando los niños son más mayorcitos (quizá ahora sería el momento en que deberían empezar), pero mi hijo lleva mucho tiempo sufriéndolos... yo diría que desde el año y medio aproximadamente.

Las primeras veces, no sabíamos qué estaba pasando porque el niño se ponía a dar gritos desgarradores, se agitaba, daba puñetazos o patadas si intentábamos cogerle... y daba una angustia increíble.  Como había empezado con las rabietas por el día (también fue precoz en eso) yo lo interpretaba como una rabieta nocturna, aunque no entendía la razón.

Por supuesto, pregunté al pediatra y me informé.  En los terrores nocturnos, aunque parezca que el niño está despierto y por eso se mueve así, está dormido y el intentar cogerle para consolarle es peor, ya que el niño aún se asusta más.

Lo que recomiendan es no cogerle, mantenerse al margen y esperar... y sólo intervenir si el niño va a sufrir algún daño.

La teoría es fácil... pero cuando ves a tu hijo sufriendo de esta manera, dándose golpes, rechazándote... es una mezcla de angustia y de dolor... Aunque te digan que él no sufre, aunque sea verdad que en unos minutos se calman y vuelven a dormirse sin más...

Mi niño llevaba ya muchos meses en los que no tenía ningún episodio, sus despertares nocturnos (que los hay, y abundantes...) eran muy tranquilos... pero hoy ha vuelto a pasar.

Y si bien hasta ahora había pensado que eran terrores nocturnos, porque a pesar del episodio "violento", mi hijo volvía a dormirse de repente plácidamente como si nada... no estoy segura de lo que ha sido hoy.

A las doce la noche, le oigo gritar y le veo en la cama dando vueltas, pegando patadas contra la valla, contra la cama de su hermano y llorando desconsoladamente.  Intento hablarle sin tocarle mucho, para ver si reconoce mi voz, intento darle el chupete, intento darle su mantita... Nada.  Sigue llorando y agitándose cada vez más fuerte, incluso me da miedo que se haga daño.

Mi marido me dice que por qué no encendemos la luz del pasillo, a ver si nos ve y se calma.  Aunque al principio le digo que no, por si despertamos a su hermano (qué suerte que tenga un sueño tan pesado y no se despierte), al final, desesperada, le digo que sí.  Menos mal.  Al encender la luz se ha quedado quieto de repente y me he puesto delante y me ha visto... En vez de tener un despertar tranquilo, como en otros episodios de terrores nocturnos, se ha abrazado muy fuerte a mi y me ha dicho "mamá, susto".... 

Uffff, qué duro ver así a mi hijo...  Lo he tenido abrazado un buen rato, hasta que la respiración ha vuelto a la normalidad, lo he tumbado y me he quedado con él hasta que se ha dormido...

Es verdad que el resto de la noche ha sido tranquila y que esta mañana se ha despertado contento y risueño como siempre... pero yo no me puedo quitar de la cabeza las imágenes de esta noche... 

Ojalá no vuelva a pasar...

Mayte

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