jueves, 17 de mayo de 2012

LA GRAN NOTICIA - Noelia R


Pues fuimos a buscar un hermanito/a para nuestra hija de 3 años. Ante el primer retraso me hice la prueba de la farmacia y salió positivo. Como era una prueba de esas modernas, decía positivo 2/3 (se supone semanas; yo luego entendí que serían 2 o 3 bebés).
En la visita del ginecólogo me mandaron fecha para la primera ecografía. Como era finales de julio me la mandaron para septiembre. Pasé un agosto horroroso de nauseas, pérdidas… pero no me alarmé ya que en el primer embarazó ya pasé por lo mismo.
Tenía programada la ecografía un lunes 3 de septiembre, y el día anterior tuvimos una celebración en casa de mi hermano. Hacíamos broma con la ecografía, ¿mira que si te vienen dos? Y yo decía: ¡ningún problema, abro una habitación en el altillo! ¿será por sitio? Hasta que mi madre habló: “Pues no sé si lo sabes pero tu abuela tuvo varios embarazos de gemelos” ¡Ahh, qué gracia, eso se avisa!

Llegó el lunes, fuimos a la cita en la sala Tal, doctor Pascual:
  • Hola, buenos días, aquí estamos.
  • Y, ¿qué le trae por aquí?
  • Pues nada, a hacernos la ecografía del primer trimestre.
  • ¿Y por qué la han citado aquí, si es la consulta de alto riesgo?
  • Ay, yo que sé.
  • Esto ha debido de ser un error de programación. No sé preocupe, ya que está aquí miraremos a ver si pueden hacerle la eco. Un momentín.
  • Muy bien, pase a la sala de espera de la sala de ecos que la llamarán.
  • Pues nada, doctor muy amable, a más ver, adiós.

(Cosas del destino: lo iba a ver muyyy a menudo, cada dos semanas…)

En la sala de espera ya nos llaman. Panza arriba, cremita, ecógrafo, emoción... Silencio...
  • Muy bien. Este es el feto, el líquido amniótico, jum, jem, jom… Y este es el otro… el líquido amniótico, jum, jem, jom…

Mi marido:
  • ¿¡Que hay dos!?
  • Sí, sí. ¿Es que no lo sabían?
  • Pues no, es la primera ecografía.

No sabíamos si llorar, si reír, nos pasaron mil cosas por la cabeza: mi princesita que la iban a destronar, dónde las íbamos a poner (lo del altillo no iba en serio, claro…), pero la emoción primaba sobre todas las preocupaciones.
  • Bueno, es un embarazó de alto riesgo porque comparten placenta y hay riesgo de transfusión feto-fetal, mejor llevaremos el embarazo desde el hospital. Pida hora de aquí a dos semanas en la consulta de alto riesgo, ¿saben dónde está?
  • Sí, sí, venimos de allí.

En seguida llamé a mi madre que estaba en el autobús y no se lo creía:
  • ¿Qué dices? Anda, anda, no seas tonta y ven ya que tu hija quiere comer.
  • Mama, con estas cosas no se juega, ¡es verdad!
  • ¡¡¡Ay, pobre, mi niña!!! ¡¡Ay, que le vienen dos, esta que tiene de tres añitos y dos más!!
  • Mama, ¿con quién hablas?
  • Ay, ¡con la señora de al lado del autobús, que se estaba preocupando!

A mi madre, más que alegría le dio preocupación. Al fin y al cabo es la que ha tenido y tiene que echar una mano a su hija.

El resto de familia, alegría y curiosidad, claro: dos iguales, y cómo os lo vais a hacer, qué gracia, qué tal…

Yo me tiré tres días sin dormir, dándole vueltas a la cabeza… Y sigo sin dormir, casi tres años después, pero ahora ¡porque no me dejan estas dos golfillas!

Noelia Reverte.

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