viernes, 10 de enero de 2014

SEIS AÑOS




8 de enero de 2014.  Mis hijos cumplen 6 años.  Ese es mi primer pensamiento al despertarme.  Y me tengo que quedar unos minutos en la cama, asimilándolo.  MIS HIJOS CUMPLEN 6 AÑOS.  ¿Pero cuando ha pasado esto? Si hace nada estaba embarazada.  Si hace nada los traje a casa desde el hospital.  Si hace nada empezaban a caminar.  Si hace nada fue su primer día de cole. 

¿Conocéis la sensación, verdad? Es la de que el tiempo se te escurre entre los dedos, como te decían tus padres y abuelos cuando eras una “sinhijos”, y te parecía que exageraban.  Y es porque esa sensación solo se conoce en toda su profundidad cuando tienes hijos.  Es un hecho.

Siempre que puedo, si el cumpleaños de mis niños cae en día laboral me guardo un día de vacaciones para ese día, los llevo al cole y vuelvo a casa a preparar sus tartas de cumpleaños.  Intento hacerles a cada uno una tarta especial, ya que tienen que compartir cumpleaños, al menos que sientan que son dos cumpleaños a la vez y no uno a medias.  Los recojo del cole y tenemos una pequeña fiesta en casa, con la familia más cercana, y el fin de semana lo celebramos con los amigos.

Este año, mientras preparaba sus tartas, tuve que sentarme un rato y respirar,  porque de repente me cayó encima todo el peso de esos 6 años, y de los que vendrían.  Y todas las dudas que vienen con ellos: ¿lo estoy haciendo bien? ¿los educo correctamente? ¿son felices? ¿sabré manejarlos cuando lleguen a la adolescencia? ¿sabré guiarlos para que sean buenas personas y se respeten a sí mismos y a los demás?  Después de un rato hiperventilando y queriendo hacerme bicho bola en un rincón y darme rítmicos cabezazos contra la pared, mi mente se fue por otros derroteros más agradables, me di un paseo por esos primeros días de hace seis años y me quedé con los momentos más vívidos:

-La primera vez que los sentí: estaba de 16 semanas, sentada en una silla de ruedas en la Clínica Quirón, esperando que me atendieran de un desgarro muscular en la cara interna del muslo, con un dolor tremendo, y noté un pequeño escalofrío, un pececito nadando a través de mi vientre,  “Hola mamá, estamos aquí, no llores”

-La primera vez que los oí: en el quirófano, ya que nacieron por cesárea, primero María, gritando al mundo su indignación a pleno pulmón, después Marcos, quejándose suavemente porque lo sacaban de su cálido refugio.

-La primera vez que los vi: dos bultitos pequeños y fajados, con unas preciosas y minúsculas caritas rojas, con un gorrito blanco cada uno.

-La primera vez que los toqué: primero a Marcos, al día siguiente de nacer, cuando me dejaron por fin ir a verlos.  Apenas le rocé la carita con los labios, maravillada de su suavidad, y aterrada de la fragilidad de ese cuerpecito perfecto de casi casi 2 kilillos.  Unos días después, cuando la sacaron de la incubadora, a María, mi niña valiente que ya me miraba a la cara con unos ojos como platos, tan pequeñita.  También fue la primera vez que los olí, ese olor dulce a bebé que no se parece a nada más y que haría rico a cualquiera que pudiera reproducirlo y embotellarlo.

-La primera noche en casa:  tan triste, porque María se quedaba en el hospital y nos rompía el corazón ver su cunita vacía.

-El primer baño de verdad: con hamaquita, en la bañera, totalmente asustada por no saber sostenerlos bien, con Marcos mirando el agua con determinación, mi pequeño gladiador dispuesto a lidiar con lo que fuera.  María, retorciéndose como una culebrita, y berreando indignada porque no le gustaba nada el baño.

-La primera MIRADA: esa mirada en la que, de verdad, de verdad, sientes que te ven, y te reconocen.  La de María fue en el baño, apoyada en la hamaquita, volvió la carita hacia mí, me miró con esos ojazos, sonrió y me dedicó un montón de gorjeos.  Marcos, sentada en la cama con él en brazos, por la noche, tras un biberón.  Me miró y alargó una manita a mi cara, y me tocó despacito. PURA MAGIA.

Y tantas y tantas cosas, y no puedo creer que ya haya pasado tanto tiempo, y no puedo creer que solo haga seis años que están con nosotros, cuando ya no “recuerdo” la vida sin ellos.  Mis pequeños y preciosos milagritos.

EVA


5 comentarios:

  1. Hay creo que no publiqué bien antes. El caso, que felicidades a tu niños, que sí, que el tiempo vuela cuando tienes hijos. Que me has emocionado mucho con tu entrada recordando mis primeras veces jajaajaj, y que Ángela me cumple cuatro años este mes también y me han pasado eso, en un suspiro (Gabriel cumplió los seis en septiembre y encima empezaba primero, la verdad a mi tb me traumatizó).

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  2. Es que, ya se que es un tópico, pero con lo largos que se me han hecho muchas veces los días, y que cortos los años...uf

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  3. Y aqui me tienes llorando como una perra. Parece q fue ayer cuando me contabas entre susurros q venian de camino dos sobrinitos. Y mira... Felicidades. Por estos 6 años y por el buen trabajo que estas haciendo.

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    Respuestas
    1. Entre susurros y acojonada...uf...ahora la que llora soy yo ;)

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  4. Bonito relato. Yo intento apurar cada segundo que estoy con él y a pesar de ello nunca me parece suficiente. Se me está haciendo hombrecito y lo peor es que estoy siendo consciente y no puedo ponerlo en pause.
    Felicidades por esos dos pequeñuelos tan guapos y ten por seguro que tienen la mejor mamá que podrían tener. La suya.
    Maier

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