jueves, 2 de mayo de 2013

LACTANCIA MÚLTIPLE - Verónica



Tenía claro que quería dar pecho, pero también que no sería una cruzada para mí, que si en algún momento se me hacía muy cuesta arriba, antes de llevarme lloreras les daría biberón, porque como decía mi matrona, la lactancia artificial es muy buena y la materna es muchísimo mejor. Y que aunque se de biberón también se puede dar de mamar, tener a tus hijos en tu pecho y darles todo el amor del mundo mamando.

Dí a luz en la semana 39, parto vaginal y las niñas nacieron con 3 kilos cada una. Nada más nacer, me las pusieron en el pecho y las 2 niñas se engancharon bien y comenzaron a mamar. En el hospital me las ponía al pecho cada 3 horas tope, se enganchaban bien, pero no salía na de na … yo iba al sacaleches para estimular, aunque nunca conseguí en las 48 horas que estuve que saliera ni una sola gota. Así que a las 24 horas de dar a luz, les empezamos a dar complemento en jeringuilla, no se, yo creo que nos empezamos a agobiar pensando en que no salía nada de mi pecho y que se quedaban con hambre. El caso es que no nos apañábamos dándoles con la jeringa y aunque estaban en contra en el hospital, nos dieron un biberón con tetina. Al tercer día de dar a luz, nos fuimos a casa y yo seguía poniéndomelas al pecho y a continuación unos 30 ml de artificial en biberón, todo parecía muy bonito, mamaban de mi pecho bien, tomaban de biberón, a veces no todo, otras si, pero cuando cada niña lleva su horario, empieza el descontrol total en casa.

Yo estaba convencida que llevarlas a demanda en cuanto a cantidad y horarios era lo mejor para su crianza, así que fue lo que decidimos hacer. Entonces imaginaros nuestro día, se despertaba una niña, al pecho, descansaba, al otro pecho, descansaba, biberón y se lo tomaba, si no se lo hubiera tomado, hubiera pensado que estaba satisfecha, pero se lo tomaba, así que seguíamos con el pensamiento inicial. Cuando se despertaban a la vez, me las ponía a la vez, pero cuando se llevaban media hora o incluso 1 de diferencia lo que me ocurría es que la segunda niña no tenía leche, vamos que no me salía nada del pecho, lloraba y lloraba de hambre (eso pensábamos). Así que empezamos a pensar que un pecho para cada niña y luego bibe si quería, y comencé así, no se cuantos días, porque aquello era un sin fin de tomas cada 2 horas y media o 3 y yo estaba en una nube que no recuerdo bien ni cómo sucedían los días. Era tal follón un pecho cada niña, que hablando con la matrona, pensamos que igual era mejor una niña toma de pecho, luego sacarme, la otra niña de biberón si había de mi leche bien, si no de artificial, a la siguiente toma, me cambiaba de niña y así sucesivamente.

Bien, me compré el sacaleches… y fue peor, pensé que así estaría menos agobiada, pero fue todo lo contrario, porque estaba enganchada a la teta con la niña, enganchada al biberón y enganchada al sacaleches, gracias a que cuando tocaba bibe le daba mi marido, pero luego empecé a tener sentimientos de culpabilidad de no darle yo a la niña del biberón.

Por las noches era un caos, a veces miraba en la libreta, sí, la que usamos todas las mamas primerizas, a qué niña le tocaba teta o biberón, o si lo miraba después de darla, peor, me había equivocado de niña y la que tenía con el bibe en ese momento en la boca llevaba menos tomas de teta que la hermana en el día y más sentimiento de culpa me entraba.

El caso es que, quizás, ahora a toro pasado, lo cómodo hubiera sido sincronizarlas, creedme que lo intenté, quizás una noche o dos, pero mis pequeñitas no tomaban ni teta ni bibe dormidas, ni cuando las despertaba yo, con lo que vi que era tontería fastidiarles el sueño para que comieran si estaban creciendo y cogiendo peso bien.
Llegó el mes y yo estaba medio muerta y con más sentimientos de culpa de que no tomaban pecho por igual, del sacaleches cada vez salía menos, así que empecé a plantearme el dejarlo.

Deciros que en todo el proceso, en mis agobios y en mis pensamientos estaba también mi marido apoyándome, tuve muchísima ayuda, yo me dedicaba a darles de mamar, a dormir en sus horas de dormir, así descansaba y por las noches me las metía a la cama, para poder dormir 3 horas seguidas si tenía suerte.

El caso es que aquello se iba terminando y yo sin enterarme, cuando fui al ginecólogo a la cuarentena, llevaba ya 1 semana dándoles solamente biberón de leche artificial. El ginecólogo me estrujó todo lo que quiso las tetas y allí no salió ni una mísera gota.

Había terminado mi lactancia materna, así, tan fácilmente como vino.

Llegaba mi hora de biberones amorosos, los que intentaba dar yo siempre, aunque muchos daba mi marido también, el quería disfrutar del momento, evidentemente, como padre que es.

Verónica.

3 comentarios:

  1. Me parece genial tu artículo, Vero, sobre todo para aquellas madres que no pueden (o no quieren) por lo que sea dar de mamar y se sienten muy culpables por ello. Ya sabes que mi problema fue el contrario, niños de apenas dos kilos y leche como para amamantar a toda la planta, además de mi enfermedad.
    Me hicieron sentir tan mal, me sentí tan mal, que me hubiera venido genial leer algo así entonces :****

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  2. Me alegro Eva ... la finalidad del mismo es esa que pueda ayudar a las futuras mamas, creo que sabiendo todo tipo de experiencias, va mejor, porque en realidad una no sabe con lo que se va a encontrar, ni como le va a ir.

    Veronica

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  3. A mí casí me pasó algo parecido que a tí. Los quince primeros días fue una locura, no sabía si comían, yo no descansaba nada, me sentía culpable, pero gracias a Dios que encontramos al pediatra de mis pequeñines, me dijo que no podía seguir así, que con ese ritmo y estres, en quince días me habría quedado sin leche, así que me dijo que lo mejor era darles un biberon por la noche, nada de pecho en esa toma. Asi ellos dormian tranquilos, yo descansaba y producia leche para la siguiente toma. He conseguido darles pecho hasta los siete meses, vale que con una ayudita, pero sin esa ayuda no lo habría logrado. Lo que pasa es que nos agobian tanto con lo de que no hay que darles biberon, que dejaran el pecho si se acostumbran,, etc, y es mentira. El pediatra nos lo dijo, ningún bebe deja el pecho mientras haya leche en él, y mis dos nenes jamás rechazaron el pecho pese a tomar biberón. Yo tuve suerte y este maravilloso doctor me tranquilizo, y me quitó mis sentimientos de culpa, pero por desgracia, hay otras muchas mujeres, como es tu caso, que no tienen esa suerte. Por eso mi consejo es, no os sintais mal por darles algún biberon, no pasa nada, si hay leche en el pecho, seguiran tomandola, no os agobieis, ni dejeis que otros lo hagan. Si yo lo logre, vosotras también podeis. Veronica, siento mucho que no pudieses tener a alguien que te aconsejase bien, de todos modos, no dudo de que los biberones que diste, como bien has dicho, no pudieron ser más amorosos.

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