LACTANCIA MÚLTIPLE - Mayte

Tenía claro que quería dar lactancia materna a mis hijos.  Incluso cuando supe que iba a tener dos, y a pesar de la reacción de la gente, supe que quería intentarlo.

Antes que nada, decir que igual que en otras cosas acepté los consejos de la gente, en este caso no acepté ningún consejo negativo del tipo "para que lo vas a intentar", "dales sólo biberón directamente", "pues si tampoco debe ser tanto lo que toman del pecho"... etc... Este tipo de comentarios fueron muy frecuentes de principio a fin y por mi salud mental, decidí ignorarlos...

Como ya dije en el post del posparto, la ayuda de las chicas del nido de la clínica donde di a luz, fue vital.  Ellas me dieron ánimos para que lo intentara a pesar de que era complicado porque por la forma de mi pecho, mis hijos no conseguían agarrarse...

Después de varios intentos, en los que no siempre se agarraban a la primera, empezaron a mamar... aunque ya en la clínica me avisaron de que si perdían un % de su peso, tenía que ayudarles con biberón... Y así fue, pero para entonces, ya habían aprendido a mamar, así que el hecho de coger el biberón, no les impidió coger también el pecho.  Y así lo hacíamos: primero pecho y luego biberón.

No sé si la causa fue la postura al coger el pecho o que mis hijos mamaban con muchas ansias, el caso es que empezaron a "destrozarme" literalmente: con grietas, sangre... bastante doloroso.  Obviamente en ninguna toma podía "descansar" un pecho porque en cada toma necesitaba los dos, uno para cada uno... así que la cosa iba empeorando y me aconsejaron usar unas pezoneras para que los niños no cogieran directamente el pecho y que las heridas fueran sanando.  Sí es cierto que las heridas curaron, pero el dolor permaneció bastante tiempo...

Las pezoneras nos dejaron unas cuantas anécdotas... entre ellas el día que carbonicé unas cuando las puse a esterilizar y se me olvidó que estaban al fuego... qué susto, qué nervios... en fin...

Aparte del pecho, dábamos unos 16 o 18 biberones al día (porque mis hijos comían cada 3-4 horas como mucho) y durante la primera temporada, los esterilizábamos después de cada toma.  Lo que significaba que, por no comprar miles de biberones, a mitad de noche siempre había que esterilizar... llegamos a coger verdadera manía a ese bicho...  

En mi lactancia hubo un antes y un después... y ocurrió cuando mis hijos tenían apenas mes y medio.  Una noche, uno de ellos se despertó para comer y nos dimos cuenta de que el otro no había pedido, cosa rara.  Lo cogimos y estaba literalmente hirviendo: 39º.  Corriendo para urgencias y al ser tan pequeño y no ver causa alguna, a ingresar...

La situación que tenía era a uno de mis hijos en casa y al otro en el hospital y obviamente, yo sin poder multiplicarme.  No sé cuanto lloraría esos días: si estaba en casa, me sentía culpable por no estar con mi enfermito y si estaba en el hospital pensaba en mi otro pobre bebé que no tenía a su mamá.  En esos días ocurrieron varias cosas: aprendí a usar el sacaleches eléctrico del hospital, abandoné las pezoneras ya que se me olvidaron en casa y me alegré infinito de que mis hijos supieran tomar el biberón porque fue la única manera de poder alimentar al que estaba separado de mi.

La mala suerte quiso que 15 días después tuviéramos que ingresar al segundo, ya que se lo había pegado su hermano... Pero entonces ya íbamos aprendido y lo llevé mejor (aunque seguí sintiéndome culpable)

Aguanté con la lactancia mixta hasta los 5 meses, un poco antes de volver a trabajar y ellos empezar en la guardería.  Pero seguimos con su bibe, con las papillas y poco a poco... todo lo demás.