lunes, 4 de marzo de 2013

LACTANCIA MÚLTIPLE - Maru



Siempre digo que amo a mis pequeñines más que nada en el mundo y claro que es verdad, sin embargo debo reconocer que nunca tuve los pensamientos bucólicos de la madre acariciando en éxtasis su pancita y menos me imaginaba pasando horas amamantando, eso lo supe desde siempre: no quería amamantar el día que tuviese hijos. Jamás me lo cuestioné, simplemente lo sabía.

Así es que una vez que los niños estaban autorizados por los médicos de la neo para tomar pecho, y luego de darle una vuelta más al tema, decidí que haría sin dudar la terapia canguro pero que no amamantaría. Mi amor era más bien pensar en cosas como estimulación sensorial para ayudarlos a sacar su máximo potencial, acariciarlos para fortalecerlos y sin duda darles muchísimo amor a fin de prepararlos para este mundo con todas las herramientas que tuviera a mi alcance.

No fueron amamantados, pero me saqué leche cada cuatro horas para ambos durante un año y asegurar toda la protección posible de la leche materna.

En paralelo debo contar algo al respecto para quienes hayan llegado a esta parte del relato y crean que soy una madre desamorada. Mis hijos fueron dados de alta de la neo casi a los dos meses de nacidos. Mi marido estaba aterrorizado porque yo fuese a quedarme en casa como su ex pareja, esperando  a que me mantuviese mientras yo salía de compras con su tarjeta. Y por otro lado yo estaba aterrada de imaginarme dependiendo de él. En primer lugar para despilfarrar dinero de esa manera  definitivamente debería nacer de nuevo, pues siempre he trabajado sin parar, incluso mientras estaba embarazada. Trabajé como independiente en proyectos pues había arreglado una salida de mi trabajo anterior por estrés (al mes de mi salida quedé embarazada), pero la única forma de demostrarlo, era volviendo a trabajar lo antes posible. Mientras estaban los niños en la clínica, enviaba mis antecedentes entre una extracción y otra de leche.

Como antes había tenido una jefatura en proyectos, lo lógico sería pensar en eso como un horizonte posible, pero con el grado de cansancio que llevaba a cuestas, supe que no podría con ello. Así que dentro de las opciones apareció el puesto por el cual inicialmente ingresé a la empresa para la que hoy en día: especialista de estudios.

Ahí empezó otra historia, pero la realidad es que iba a trabajar sin dormir y me sacaba leche en el trabajo mientras trataba de mostrarme ejecutiva y capaz. Ahora lo pienso y no tengo idea de cómo lo hice.

Como verán, tampoco tuve la tranquilidad del mundo para disfrutar el tema de la lactancia y menos lo del embarazo que fue casi una preñez de gato, me enteré cuando tenía tres meses y los tuve casi a los siete. Pero no se preocupen, de verdad soy buena madre, la más besucona y querendona del mundo como dice mi marido y cada día trato de mejorar en algo para estas dos personitas que han dado vuelta mi mundo.

MARU

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