Recuerdo que la primera Navidad de mis
mellizos, como desplazarnos era muy difícil para nosotros, la familia que vive
fuera vino a nuestra casa. Hace ya bastante tiempo y muchos de los recuerdos
los tengo gracias a las fotos, como las que les hice a cada uno en una cesta,
tapaditos solo con una toquilla y con una coronita hecha con una guirnalda de
navidad, parecían el niño Jesús.
Otro de los mejores recuerdos es cuando hicimos un calendario de adviento. Nos pasamos un fin de semana entero decorando cajitas de cerillas que luego pegamos en una cartulina y cada uno la colgó en la puerta de su habitación. Yo cada día les metía un dulce, una gominola, una moneda de chocolate, o un papelito diciendo que debían buscar su regalo en tal o cual sitio de la casa. Les encantaba levantarse para ver la sorpresa. Lo más curioso es que uno de ellos que ya pronto será mayor de edad este año me dijo, “mamá, ya no nos pones el calendario de adviento”: señal de que también en él dejó un bonito recuerdo.
Y por la Purísima a poner el belén y el árbol de navidad y a escribir la carta a los Reyes Magos. ¡¡Uff!! el día de Reyes... para mí el día más especial de toda la navidad y no solo porque me encanta el Roscón. Primero, cuando los niños “no lo sabían” era impresionante ver sus caritas y su inocencia. Luego la complicidad de participar preparando los regalos y pensando en alguna sorpresa para los demás. Ahora aunque ya son mayores seguimos con el ritual de preparar los zapatos, el agua para los camellos y la copita de licor para los Reyes. Siempre hay alguna sorpresa totalmente inesperada, un paquete de caramelos y a veces un poquito de carbón dulce.
Son tradiciones que no se pueden perder aunque los niños crezcan.
Elena
Otro de los mejores recuerdos es cuando hicimos un calendario de adviento. Nos pasamos un fin de semana entero decorando cajitas de cerillas que luego pegamos en una cartulina y cada uno la colgó en la puerta de su habitación. Yo cada día les metía un dulce, una gominola, una moneda de chocolate, o un papelito diciendo que debían buscar su regalo en tal o cual sitio de la casa. Les encantaba levantarse para ver la sorpresa. Lo más curioso es que uno de ellos que ya pronto será mayor de edad este año me dijo, “mamá, ya no nos pones el calendario de adviento”: señal de que también en él dejó un bonito recuerdo.
Y por la Purísima a poner el belén y el árbol de navidad y a escribir la carta a los Reyes Magos. ¡¡Uff!! el día de Reyes... para mí el día más especial de toda la navidad y no solo porque me encanta el Roscón. Primero, cuando los niños “no lo sabían” era impresionante ver sus caritas y su inocencia. Luego la complicidad de participar preparando los regalos y pensando en alguna sorpresa para los demás. Ahora aunque ya son mayores seguimos con el ritual de preparar los zapatos, el agua para los camellos y la copita de licor para los Reyes. Siempre hay alguna sorpresa totalmente inesperada, un paquete de caramelos y a veces un poquito de carbón dulce.
Son tradiciones que no se pueden perder aunque los niños crezcan.
Elena
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