PARTO MÚLTIPLE - Noelia

Ya tenía experiencia, era mi tercer  embarazo. Mis dos niños mayores habían nacido de parto natural, recuerdo el nacimiento de mis niños como los momentos más felices de mi vida y durante todo el embarazo de mis bebés soñaba con el momento del parto.

No me daba ningún miedo, es más, deseaba que llegase el día del parto, no tenía ninguna duda, sería un parto natural, y sentiría cómo salían mis niños, primero saldría Jaime y dentro de mí seguiría Raúl, moviéndose sin parar y queriendo salir rápidamente. Al final descansaría, agotada pero feliz con mis dos bebes en mis brazos.

Sin embargo, como suele pasar en la vida los sueños rara vez se hacen realidad.

Estaba a punto de cumplir la semana 30 de embarazo, ya tenía la cita para madurar los pulmones de mis bebés, era domingo y el jueves tenía la visita  con mi ginecóloga, comenzaba la recta final.
Cuando el lunes sonó el despertador a las siete de la mañana, me levanté con el cuerpo muy extraño,  preparé el desayuno de mis mayores, los desperté, los vestí, me encontraba cada vez peor pero pensaba que descansando se me pasaría, cuando volviese de llevar a los niños al colegio y guardería ya descansaría. En un momento, entré en el servicio y vi que sangraba, eso me asustó, ya de mi mayor había pasado tres semanas  ingresada en reposo absoluto, por varios sangrados. Todavía me quedaba mucho tiempo y no podía faltar de mi casa con mis niños mayores. (19 meses y tres años y medio).

Mi marido todavía no se había ido a trabajar así que decidimos ir al hospital, llamamos a mi hermana para que se ocupara de los mayores y esperamos a que llegase.
Cuando llegamos al hospital ya me encontraba realmente mal. No quería creer que fueran contracciones, pero no encontraba qué otra cosa podía ser.  Entré por urgencias y cuando dije que estaba de 29 semanas, todos pensaron que era una embarazada histérica que sólo necesitaba relajarme, no sabían qué hacer conmigo. En un momento que escuché una discusión entre la enfermera y el médico de urgencia, si me subían a ginecología o me dejaban en urgencia, di un grito “ESTOY DE PARTO”, un auxiliar cogió la silla de ruedas, donde estaba sentada y dijo: ”Subo a esta señora. Cuando os decidáis, pasad el informe”.

Ya parecía que me iban a atender, me dejaron en la sala de la matrona. Hablando con mi marido le comentaba que no sabía si iba a poder aguantar otro parto sin epidural pensaba que si en ese momento me dolía tantísimo cuando llegase el momento no lo iba a soportar.

Llegó la matrona y me pusieron los monitores,
“¿TE DUELE?”- me preguntó la matrona,
“Hombre, yo creo que si”- le contesté
“Pues no tienes contracciones y no estás de parto, voy a ponerte un suero para que te hidrates, te relajes y vuelvas a casa”-

Me inspeccionó  y no vio nada extraño,  a mi me dolía pero ella era la profesional.

Cuando terminó de ponerme el suero entró el ginecólogo, creo que nunca podré olvidar las palabras que dijo (a gritos):

“ ISABEL, ESTA SEÑORA TIENE DILATACIÓN COMPLETA Y UN BEBE CON EL PIE FUERA”
A partir de ese momento, no sé cuantas personas entraron en la habitación, cuántos papeles firmé. El anestesista sin información para la anestesia, los enfermeros de neonatos, los pediatras, los ginecólogos, las enfermeras, los auxiliares y cualquier cotilla que pasara por allí y quisiera ver nacer a dos bebés de 29 +6 semanas.

Cuando me trajeron la autorización para la ligadura de trompas, el ginecólogo volvió a dirigirse a mí:  “Señora, cómo va a firmar, ¿no sabe que lo más probable es que sus niños no vivan?”-  Lo firmé.

Cuando desperté de la anestesia solo había silencio, la espera iba a ser muy larga, y no sabíamos cuál iba a ser el resultado, los llantos no se veían, todos querían ser fuertes.
Pasados  45 días daban el alta a mis bebés, fuertes, sanos y con muchas ganas de luchar.

Pasados  45 días daban el alta a mis bebes, fuertes, sanos y con muchas ganas de luchar.

Noelia