martes, 12 de junio de 2012

EMBARAZO MÚLTIPLE: Leticia - Amenza de Parto Prematuro con final muy feliz



¡Buf!, mi historia del embarazo es la típica que da miedo a cualquier embarazada de mellizos, pero como tiene un final super feliz la contaré para animar a todas aquellas mamis que tengan una gestación un tanto complicada.

El día 6 de agosto de 2006 supe que esperaba mellizos, y no por síntomas sino por una ecografía,  mi cuerpo no me enviaba ninguna señal: ni un mareo, vómito, angustia, pinchazo, ni nada de nada; lo único es que la panza comenzó a crecer muy rápidamente.

Todo iba de maravilla hasta la semana 16, que estando en la cama  me levanté a hacer pis y había algo más. Desperté a mi marido y nos fuimos al hospital rápidamente pues el manchado era importante. Llegamos a urgencias y sin esperar me pasaron a reconocimiento. En la ecografía se veía de maravilla a los peques con gran movimiento y vitalidad, así que achacaron  el manchado a  la infección de orina que tenía. Tras 15 días de reposo volví a la normalidad, recuerdo que era el 2 de noviembre cuando me reincorporé al trabajo. 
Me encontraba super bien, comía de todo y nada me sentaba mal, no me dolía nada, era el estado perfecto, tenía mucha fuerza tanto física como psíquica. 

En la revisión de la semana 20, me propusieron participar en un estudio sobre la progesterona que iba a comenzar en el hospital, para demostrar que dicha hormona puede hacer que el parto llegue a término. Pregunté en qué consistía y nos explicaron que era tomarse una cápsula por la mañana y una por la noche y que me harían ecografías mensualmente midiendo el cuello del útero. Dudé un segundo pues eso de tomarse algo que no sabes qué es me daba un poco de reparo, pero valoré y pensé que estando en fase final del estudio, perjudicial no podía ser así que firmamos el consentimiento.

La primera revisión me la hicieron ese día y la siguiente en la semana 24. Fue en ese reconocimiento cuando el ginecólogo hizo una mueca que no me gustó cuando midió el cuello del útero. No nos dijo nada por lo que mi marido me acusaba de exagerada cuando yo decía que algo no iba bien. El 8 de enero, en la semana 27 tenía revisión, en la ecografía todo salía perfecto, los peques de maravilla con idéntico peso y talla, todos los órganos bien formados pero… ¡ay! Cuando me miden el cuello del útero estaba casi borrado y yo con dinámica de parto. Casi me desmayo cuando la ginecóloga llama al celador y le dice que le lleven a partos; a mí, con lo tranquila que estaba en consultas externas sabiendo que los peques crecían en al panchita de forma equilibrada,  van y me dan tremendo susto. 

Bueno pues cuando llego a partos,  me ponen las correas y efectivamente tenía contracciones de parto. Rápidamente me pincharon cortisona y me pusieron un gotero con Pepart, un medicamento que frena el parto. Resumo: una semana ingresada con buenas noticias, ya no hay contracciones y el cuello continúa igual así que a casa con indicación de REPOSO ABSOLUTO y en una semana pinchar cortisona de nuevo. Decisión: Ir a vivir a casa de mis padres que viven en Valencia muy cerca del hospital pues yo sola en Albal no podía estar.   Así aguanté hasta la semana 34. Cada vez que iba al hospital me decían que era una bomba, que podía explotar en cualquier momento, pero que los nanos estaban muy bien. 
Eso y una frase de una amiga de mi suegra me hicieron aguantar frente a todo pronóstico médico. Amigas embarazadas, la mejor incubadora para un niño es su madre y un día de madre equivale a dos de incubadora, así que un día es importante, aguantad. 

Finalmente el 28 de febrero a las 16 horas fui al baño y después de hacer pis al limpiarme noté como rompí aguas, no hay posibilidad de dudas, se sabe que es agua, tanto por la cantidad como por la intensidad. Avisé a la familia que por suerte estaban todos en casa descansando después de comer, y nos fuimos al hospital.

En el reconocimiento va y esta vez no tenía contracciones. Para matarme; así que  prepararon todo para una cesárea a primera hora del día siguiente.  En principio mi marido no se iba a quedar a dormir en el hospital, pero a última  hora cambiamos de idea y se quedó. 

Menos mal, pues a las 2 de la mañana fui al baño y manché un poquito el papel como de un color rosa, se lo dijimos a las enfermeras y me bajaron a Partos. Jolín, cuando llegué ya estaba allí la anestesista con la autorización de la epidural, así que la firmé pensando que era para la cesárea, pero no: el ginecólogo de guardia  decidió que sería parto pues el primero era Jaume y estaba de cefálica perfectamente colocado.

Yo no recuerdo ni un solo dolor del parto, en un momento dado a las 7:00 de la mañana me llevaron al quirófano  y me dijeron: Ahora notarás un tirón. Y así fue: tiraron y segundos después me enseñaron al bebé más guapo del mundo, mi hijo Jaume. Tras una pausa y un minuto para una ecografía vieron que Vera se había colocado de cefálica, pues durante todo el embarazo había estado transversal, así que un minuto más tarde nació Vera. 

A la niña no me la enseñaron pues rápidamente se los llevaron a Neonatos por bajo peso, recuerdo el agobio que tenía por no haberla visto ni saber lo que pesaban hasta que la anestesista me tranquilizó diciéndome : El niño pesa 1650 y la niña 1730, los dos respiran  de forma natural y ha sido un parto perfecto, sólo tienes dos puntos.

Entre unas cosas y otras no salí del quirófano hasta las 8:00 y a las 10:00 hice pipí, con lo que me puede levantar e ir a conocer a mis  hijos. A la niña no la había visto, así que esas tres horas se me hicieron eternas, pensé mil y una cosas y ninguna buena. La chica de la limpieza me hizo el favor de hacerle una foto a Vera para que la conociera pero se veía la cara deforme y le pregunté a mi marido si la niña estaba sin formar del todo, a lo que él me dijo que para nada que era una niña preciosa. Así que cuando entré en Neonatos y me la presentaron se me llenó el corazón, y  descubrí que había una parte de él que no había usado nunca y que ahora por fin tenía sentido.

En resumen: Mi embarazo fue complicado por la Amenza de Parto Prematuro (APP), pero yo no tuve ninguna molestia, ni dolor ni nada que me hiciera sentir incómoda. Bueno, sí: la cabeza de Vera que se me clavaba en la costilla debajo de la teta, pero era una molestia que me gustaba; de hecho a día de hoy a veces me pongo la mano donde la ponía durante el embarazo para recordar la sensación: era una forma que teníamos de comunicarnos, pues yo ponía la mano y ella se colocaba la cabeza o el culo en la cuenca de mi mano y se quedaba ahí colocada.

Solo me queda por decir: ánimo a todas las embarazadas, que aunque  el embarazo se complique un poco, es precioso y un momento que nadie más lo puede vivir, sólo madre e hijos.

Leticia.


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