Bueno, pues la verdad es que miro hacia atrás y queda un poco lejos pero a la vez parece que fue ayer.
La vida te da muchos palos y este fue uno grande en nuestra vida. Yo siempre pensaba que un día cuando decidiera ser mama, pues que iría a buscar y sin problemas me quedaría embarazada, pero el destino, nuestro destino, no quería que fuera así.
Con 26 años me diagnostican endometriosis y fui operada de un quiste en el ovario derecho. Todo fue muy bien pero me dijeron que por mí misma no podría quedarme embarazada, que tendría que hacerme un tratamiento. En fin, pues ahí que fuimos, nos hicimos 3 in vitros, 3 tratamientos completos porque ovulaba muy poco y eso suponía que tenía que pincharme cada vez que me hacia una, con tan mala suerte que no funcionó ninguna. Yo no paraba de llorar y de sentirme culpable por no poder cumplir nuestro sueño porque al fin y al cabo era mi culpa el no poder concebir, así que mi marido y yo decidimos dejar pasar un tiempo y después volver a intentarlo.
Pero cuál fue mi sorpresa al mes siguiente de la última in vitro, que no me vino la regla. Yo pensaba que era otro quiste y se me vino el mundo encima pero por descartar y así poder llamar a mi médico me hice una prueba de embarazo y... ¡pum! ¡positivo! ¡Ufff, no nos lo podíamos creer! Llame a mi madre y a nadie mas hasta que no fuera oficial. Al día siguiente llamé al médico y me dijo que fuera, que me haría una ecografía para verificar la bolsa amniótica. Fui yo solita porque mi marido trabajaba. Y después de dar muchas vueltas con el aparatito me suelta y me dice; pues Natalia vienen dos!!!
Bufff si ya no me creía que estuviera embarazada menos que fueran dos. Volví a las dos semanas para escuchar sus corazones porque estaba de muy poquito y todavía no se escuchaban y ahí estaban los caballos, fue increíble!!!!
Llame a toda la familia, todos contentísimos!!!
El embarazo genial, todo súper bien excepto que fueron prematuros, nacieron a las 31,6 y estuvieron un mes en la incubadora, pero cuando salieron todo fue muy bien; con mucho trabajo, pero es una experiencia que no la cambio por nada del mundo.
Natalia
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