lunes, 7 de mayo de 2012

LA GRAN NOTICIA - Isa

Después de muchas pruebas y de muchos predictors tirados a la basura, por fin nos decidimos a realizar la FIV.


Ya teníamos todo el calendario preparado, las pruebas hechas y la medicación encargada en espera de la validación de las recetas por la inspección.

La fortuna quiso que todo pasase en Navidades, y claro, todo el mundo se había ido de vacaciones: el inspector incluido. Era necesario tenerlo todo listo el primer día que me viene la menstruación y claro: no había nada listo. Por eso la mañana que me vino la regla llamé a la inspección y una señorita “muy simpática” me dijo que no estaban validadas y que si quería la medicación tendría que abonar 1.500 euros, le supliqué que era mi oportunidad, que tendría que esperar otro mes, pero nada dio resultado.

Me fui al trabajo, rota de dolor. Sentía que era mi oportunidad, que era la fecha, pero bueno, había esperado muchos años: bien podía esperar un mes más...

Pero una hora más tarde me llamaron, me habían validado las recetas: esta noche empezaba la aventura más importante de mi vida, de nuestras vidas.

Cada noche me pinché, jugándome el alma en cada pinchazo, contando los segundos para que nada fallase, nada podía estropearlo.

Luego vino la extracción de óvulos, - siete viables - y la fecundación: sólo dos, pero unos campeones, según la bióloga.

Así que el 22 de enero me pusieron los únicos fecundados en mi interior, los vi implantarse y hasta moverse, les vi la cara… mientras yo hacía reposo para poder darles la vida.

El 4 de febrero me llamaron. La prueba de embarazo había dado positiva y además con valores muy altos: probablemente eran dos.

Llamé a mi marido, a mi madre, a mi hermano y mis amigos mas íntimos, daba vueltas por la calle, no me lo creía, era cierto, ¡¡¡estaba embarazada!!!

El día de la ecografía se confirmó: ERAN DOS, nuestro sueño se había cumplido por partida doble.

Recuerdo que le dije a la doctora: “me encantaría que fuesen dos niñas”; y ella contestó: “mujer no tendrás tanta suerte, una FIV a la primera y elegir el sexo sería demasiado”.

Pero así fue, estábamos tocados por los dioses y nuestros deseos se veían colmados, todo se hacía realidad.

Luego vino la pérdida, el reposo y la enfermedad y fallecimiento de mi abuela; pero esa es otra historia, realmente éramos los seres más afortunados del mundo.



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