Y no, no es que me haya vuelto
loca del todo y me crea una planta acuática de la familia de las juncáceas, es
que intento seguir lo que hemos dado en llamar “la teoría del junco”.
¿Y de dónde ha salido esto? Pues
de la que probablemente sea la más tranquila de la mamás del cole (o eso, o nos tiene engañadas a todas), la
cual, uno de estos días en los que intentaba que mis retoños no corrieran
desbocados a la salida del colegio al borde del atropello o del traumatismo
múltiple, sin demasiado éxito y con la vena del cuello a punto de estallar, me
dijo: “nooooo te alteres, noooo les grites, déjate llevar, sé un junco”. Mi primera reacción fue de: “pero que dice
esta mocica”, pero ella me lo explicó: “hay batallas que no merece la pena
luchar, intenta mantener la calma y mecerte con el viento, para enderezarte
después, como un junco”.
Ya sé que así, a bote pronto,
suena como muy “new age”y no parece algo muy factible a la hora de poner en
práctica, pero me debió de coger en un día receptivo e intenté aplicármelo. Y funciona.
No es fácil, a veces más que mecerme con el viento parece que me esté
dando un ataque epiléptico y otras, más que el junco, lo que quiero es hacerme
el bicho bola y esconderme del mundo, pero poquito a poco lo voy
consiguiendo. Y no solo yo…hemos formado
una “mini secta” que sigue el camino:
“Be a junco, my friend”.
¿Y cuándo ser un junco? ¿Cómo
intentarlo? Pues como el movimiento se demuestra andando, ahí van algunos de
mis últimos “momentos junco” en el día a día:
-
Es la hora de salir de casa, los niños camino del
colegio, y nosotros del trabajo. Mi niña no
se ha vestido todavía, está dibujando y coge una rabieta tremenda porque quiere
seguir con el dibujo para llevárselo a su profesora. Primera reacción: pegar cuatro gritos,
castigarla, vestirla y salir de casa arrastrando una niña despeinada que parece
tener de repente 4 brazos y 8 piernas.
Reacción junco: respirar hondo,
explicarle la situación tranquilamente, recordarle que tenemos que llegar al
cole antes de una hora determinada o no entrará y prometerle que terminarás el
dibujo con ella por la tarde para que al día siguiente se lo pueda llevar a la
señorita Belén. Normalmente esto no funciona a la primera, pero aunque parezca
mentira, si consigues mantener la calma y repetir lo mismo varias veces como un
mantra sin levantar la voz, al final acaba resultando. Te vas de casa estresada porque vas justa de
tiempo igual, pero al menos no has perdido los nervios y la niña se va más o
menos conformada, haciendo pucheros pero sin montar uno de sus números de
pequeña drama queen.
-
Tus niños deciden hacerte unas bonitas pegatinas para
la funda del kindle con un juego de decoración con purpurinas que les trajeron
los Reyes (gracias, tía Alicia, ejem).
Estás demasiado agotada para hacer otra cosa que agradecer los 10 minutos
de paz que te va a traer ese entretenimiento como para ponerles pegas, pero a
los 5 minutos tus retoños te llaman.
Cuando llegas a la habitación descubres que tu niño ha volcado el bote
de purpurina morada y está cubierto de motitas brillantes de pies a cabeza, no
solo eso, sino que se ha sacudido y lo ha esparcido por el suelo, la colcha, su
hermana…Primera reacción: pegar cuatro gritos, decirle que en qué estaba
pensando y que está castigado hasta la mayoría de edad.
Reacción junco: respirar hondo, explicarles que si no tienen cuidado no jugarán más con ese juego, preparar un baño, meter dentro a los
niños y lavarlos a conciencia para intentar eliminar lo que puedas de la
purpurina. Limpiar el suelo (más o
menos) y mandarle un mensaje a tus amigas preguntándoles qué opción es la
mejor: darte a la bebida, al chocolate, reírte o llorar balanceándote en un
rincón. Y por supuesto, acordarte de
alfombrar la habitación con periódicos la próxima vez que jueguen con
purpurina.
-
Tu niña decide que se quiere borrar de ballet (que le
encanta) porque no le sale una parte de la coreografía del festival, te lo
comunica llorando a moco tendido, gritando y haciendo la croqueta, como la diva del drama que es. Primera reacción: decirle que está exagerando, que hay que empezar
lo que se termina y que no la borras hasta final de curso. Reacción junco: cogerla, abrazarla, secarle
las lágrimas y decirle que ensayarás con ella los pasos hasta que le salgan, y
que si finalmente quiere dejarlo, para el año siguiente, no la apuntas. Repetir las veces que haga falta, sin perder
la paciencia, hasta que la niña razone.
-
Saliendo del cole, tu niño pilla una mega pataleta
porque quiere que le compres, por enésima vez esa semana, un paquete de cromos
de fútbol. Primera reacción:
“Noooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!! Siempre pidiendo!!!” . Reacción junco: respirar hondo, y decirle
tranquilamente que no, que no se pueden comprar cromos todos los días y que lo
negociamos la semana que viene. Por
supuesto, el crío sigue protestando y llegamos a las lágrimas y los gritos, sobre todo mi
criatura, que entra en un bucle infinito como táctica persuasiva hasta que le
das lo que quiere antes de que te estalle una vena en el cerebro. Pero no hay que rendirse, sino intentar resistir, respirar de nuevo,
cogerlo de la mano y repetirle lo que le has dicho antes, sin gritar, hasta que
se tranquilice. No es fácil, pero se
puede conseguir.
La teoría del junco no solo es
aplicable a niños, también sirve para las madres que cada vez que respiran te
dan instrucciones sobre como hacer cualquier cosa porque tú no sabes, suegros
que no se muerden la lengua al señalar tus múltiples defectos, cuñados pesados
que no conocen límites a la hora de meterse dónde no les llaman, cuñadas
intentando ser tus mejores amigas del mundo mundial, vecinas metomentodos…Os
aseguro que ante mí se ha abierto un mundo nuevo. ¿Y por qué? Si al fin y al cabo la tal
“teoría del junco” no es más que paciencia y sentido común, ¿verdad? Pues
porque a veces, estas cosas tan sencillas, son las que más nos cuesta
encontrar, sobre todo si (como yo) no eres una persona paciente por naturaleza, y necesitamos que nos lo recuerden, nos apoyen y nos ayuden a aplicarlo. Gracias, “juncos”.
EVA
EVA
Espera espera... que vas a ensayar con tu hija una coreografía de balet? en serio? puedo ir a verlo? :P
ResponderEliminarVoy a seguir leyendo
Cómo qué si voy a ensayar??? Ya lo he hecho!!! dos veces!!!! Y de verdad que no entiendo el tono irónico, somalabruja XD
Eliminarjajajajaja me parto con la reflexión de Angie (coincidente con la mía jajajajaja)
EliminarMuy buena entrada. Yo tampoco derrocho paciencia precisamente. Me lo apuntaré para cuando me toque ;-)
Yo soy fan fatal de la teoría del junco. A mí, de momento me sirve lo de "a la vuelta". Vale para todo. Mami, me comrpas esto? A la vuelta. Mami, subimos al tiovivo? a la vuelta.
ResponderEliminarPara los metomentodos mayores de edad más que ser un junco, lo que hago es sonreir y decir a todo que sí, mientras en mi mundo interior (que es muy amplio) me dedico a pensar en otra cosa.
Me lo apunto, lo he intentado y nunca he podido, desde hoy me convierto en monje tibetano
ResponderEliminarAins ... madre mia ... lo voy a poner en práctica, mañana por la mañana seré un junco ... ya te podía haber leído anoche y no hubiéramos empezado el día y la semana a grito pelao ..............
ResponderEliminarTe lo iré contando guapa.
Verónica
Me ha encantado, con vuestro permiso lo enlazo en el resumen de blogs de papás y mamás de Bebés y Más
ResponderEliminarPor supuesto!! Encantada de que te guste :)
EliminarJajaja, Samuel, Verónica, el secreto, aunque parezca tonto, es seguir intentándolo...si yo puedo intentarlo, todos podemos!
ResponderEliminarYo también soy un junco desde el principio, no me lo había planteado así nunca jajaja. Ahora prepárate para oír las criticas por "pasota" "es que a ti te da igual todo". No es que me de igual pero ponerse a gritar (o de morros) además de no arreglar nada empeora las cosas. Son niños, son cosas que cabe esperar de ellos, camisetas chorreadas de agua, pelos llenos de protector solar resistente al agua, botes de purpurinas reventados... El truco está en adelantarse , en además de ser junco ser vidente XD y reírse, mucho de las ocurrencias e imaginación de los niños no quedarse en el suelo lleno de mermelada. Yo adoro tener un shin chan si no la liara un poco de vez en cuando sería preocupante, ¿que infancia aburrida estaría teniendo? ^_^
ResponderEliminarPues claro, son niños, no nenucos. Una cosa es ponerles límites y otra, ir gritándoles como loca todo el día :P
EliminarYo soy junco algunos días, pero otros cogería el junco para azotarles!!! jajajaja
ResponderEliminarUn post genial :-)
Bss,
Inma
Jajaja, y yoooooooo
Eliminaresa teoria es muy buena pero como dependienta de una tienda, te pido que no pases del junco que se mece al pajarillo volador q se va a otro mundo y se olvda de su vida. . y de sus hijos. . jajajaj
ResponderEliminarNooooo, Julia, que una cosa es ser un junco, y otra un jeta pasota, jajaja
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