Al igual que Eva yo también me propuse no caer en la
trampa de los juguetes sexistas, mis hijos mellizos tendrían a su alcance la
pelota y el camión pero también la muñeca y el mercadito. Debo decir que solo
lo conseguí en su más tierna infancia.
Primero comenzamos con el supermercado y les encantaba.
Nos preparaban comiditas que todos saboreábamos coreando “mmm!!!! qué rico” y pasaban largos ratos ejercitando sus pequeñas
manitas que intentaban atrapar las patatas y tomates con las cucharitas de
plástico, cambiarlas de un recipiente a otro...
También les compramos unos muñecos pepones preciosos, eran
casi de su mismo tamaño, uno en su carrito de paseo y el otro en la cunita, por
razones de espacio en casa. Eran sus gemelitos, jugaban con ellos un rato, les
acurrucaban, les tapaban, les cambiaban el pañal. Por supuesto en el carro se
colaban de vez en cuando los animales, los coches y el carro se convertía en
carretilla, y la cuna en canasta o portería, eran multiusos.
De los dos uno de ellos mostraba más interés por los
muñecos que el otro así que el carro desapareció de casa antes que la cuna… también
por razones de uso indebido.
Un día llamó un vecinito tres años mayor que ellos que
venía a jugar un rato. Hablamos más o menos de 3 años frente a 6. Sin que yo me
diera cuenta y en lo que tardó el vecino en llegar de la puerta de casa a la
habitación, la cuna con el bebé ¡había desaparecido! Mi hijo la había escondido
sin decir nada. Me dejó perpleja. Al parecer le daba vergüenza que vieran que jugaba
a esas cosas y a su tempranísima edad ya comprendía que a algunos chicos les
parecía mal que alguien de su condición jugara con “cosas de chicas”.
También les regalamos unas muñecas Barbie como las que
tenían las niñas de su entorno y eso si que no les movió ni la más mínima
pestaña. Tampoco las maltrataron, cosa de la que me siento orgullosa, pero fue
como si quedaran invisibles a sus ojos.
Sin embargo siempre se han inclinado más por jugar con pelotas,
balones, puzles, construcciones, largas filas de coches o de animales, ah, y
eso sí con los Playmobil hacían de todo, bodas, bautizos, comuniones, granjas, mercados,
colegios... yo les animaba a recrear lo que vivíamos cada día.... pero el final
del juego siempre era destrozar todo el montaje con la pelota como si terminase
en una guerra a cañonazos.
Elena.
Vaya vaya ... lo que son los roles ... tan pequeños y ya sabían bien que los demas niños no verían bien que ellos jugaran con "cosas de niñas".
ResponderEliminarVeronica
Jajaja...lo de los playmobil también lo hace mi niño!! se pone con su hermana y montan una mici ciudad playmobil (tienen muchísimos), pero el final es siempre el mismo: Marcos haciendo una lucha de playmobils, que vuelan de un lado a otro de la habitación, y María llorando a lágrima viva porque le destrozan sus casitas XD
ResponderEliminarEstoy pasando por lo mismo en este momento y es comiquisimo ya que mis dos bebes (una nena y un nene) siempre se pelean por el jugete que tiene el otro; a veces una Barbie y a veces un camion :)
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