domingo, 25 de marzo de 2012

¿El preferido?

Álvar me tiene preocupado. Quizá sólo lo veo yo así, pero a mí me parece que cada día come peor. Cuando estaba en el hospital y le turnaban tomas por boca y tomas por sonda, a veces comía bien y a veces mal. Pero cuando fueron todas tomas por boca, comenzó a eternizarse en ellas. Y ahora en casa, la situación parece agravarse porque en vez de aumentar la ingesta de mililitros de leche, la vamos reduciendo.

Por lo general, cuando te toca darle, pasas mucho tiempo con él. En el tiempo que uno le da a Álvar, otra persona le da a Lara y Mario. Empieza bien, pero enseguida se despista, se duerme, se retuerce y se atraganta. Es terrible ver cómo se encoge, cómo se estira, cómo empieza a chillar todo desconsolado, cómo cambia su color de piel hasta ponerse rojo intenso. Y entonces, que si al hombro, que si sentado con la cabeza hacia delante, que si boca abajo sobre el antebrazo cuando el retorcimiento es extremo, todo para que suelte algún aire. Luego, unos masajitos en la palma de los pies para relajarle y otra vez vuelta a empezar. Al principio succiona bien, pero enseguida empieza a encogerse, a llevar la cabecita hacia el pecho, y a atragantarse de nuevo. Y otra vez, todo el proceso.

Tengo debilidad por Álvar. Quizá sea porque elegí yo su nombre. O quizá porque le veo ahora mismo como el más débil, y yo, que siempre he sido el débil, el delgadito, pues me siento en especial sintonía con él. A veces me desespera, a veces cuando empieza a retorcerse, a no parar quieto, noto que yo mismo voy perdiendo la paciencia y me altero, y luego me doy cuenta que no puedo permitírmelo porque si él nota nerviosismo en las manos que lo mecen, si él no confía en quien le coge, se pondrá aún peor. Y entonces vuelvo a acariciarlo, vuelvo a abrazar sus piernilargas con mi mano y desciendo hasta la palma de sus pies, donde hundo mi pulgar con movimientos circulares. Y se tranquiliza.

Tengo debilidad por Álvar pero al mismo tiempo no quiero tenerla. Primero porque aunque en algunas cosas me recuerda a mí, en el fondo no quiero que se parezca a mí, no quiero que se sienta un chaval debilucho o miedoso. Quiero que se sienta fuerte, confiado de sí mismo y valiente, muy valiente. Que le diga al mundo "voy a por todo y a por más", y cuando lo tenga, que dirija sus miras a la Luna, y cuando esté sobre ella saludándome desde el lado oscuro, diga "a dónde hay que ir ahora, qué planeta hay que conquistar".
Y segundo porque no quiero que Lara y Mario piensen que es mi preferido, que piensen que a él le quiero más que a ellos. Quiero que piensen que todos son mis preferidos y quizá alguna vez se lo diga, como en esa película en la que Shirley MacLaine (creo) decía a cada una de sus hijas que era ella su preferida y no sus hermanas, pero que debían mantenerlo en secreto. Quiero que piensen que si estoy ahora más tiempo con Álvar es porque hoy necesita más tiempo que ellos, pero que no duden ni por un momento de que cuando ellos, cuando Lara y Mario, necesiten más tiempo para lo que sea, por lo que sea, allí estaremos nosotros, mamá y papá.

guille

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